La vitalidad está a mi disposición. Ahora la reclamo expresando lo que es verdad. Mi cuerpo está lleno de la rejuvenecedora vida de Dios. Lo que declaro en pensamiento y en palabra lo estimulo con mi propio cuerpo. Bendigo mi corazón y lo siento palpitar de vida divina. Su latido es fuerte y eficiente; cada uno lleva sangre fresca y revitalizante a todas las partes de mi cuerpo. Bendigo mis brazos y piernas; siento el poder divino, revitalizante y renovador, que corre por las venas y músculos. ¡Soy fuerte, ágil! Bendigo mis ojos, los oídos, la nariz, la boca y la piel. Cada uno de mis sentidos está alerta y dispuesto a responder cuando yo lo necesite. Con los sentidos funcionando a la par, me mantengo activa y consciente de cuanto me rodea. ¡Estoy viva, llena de energía!
Gra Baq
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