La comida y la bebida son imprescindibles para tener la energía necesaria para la vida. Jesús, como el pan, se parte y reparte. Nos invita a participar de su banquete para hacer lo que él hace: dar vida llenándola de sentido, liberar, humanizar, compartir, quitar miedos, contagiar alegría y esperanza. Ante tantas realidades injustas y personas necesitadas, tratemos de ir poniéndonos de acuerdo con Jesús, creciendo en afinidad con él. Porque comulgar no es una devoción individual, es todo un compromiso de vida.
(Pequeñas Semillitas)
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