Un Credo hermoso
Creemos en Dios Padre, que nos muestra en la historia los signos de estos tiempos y en la providencia de cada presente nos regala senderos y sueños.
Creemos en Jesucristo, Señor de todos y único Maestro. Su Pascua ilumina el camino. Su Resurrección es nuestro mañana, nuestra más firme esperanza.
Creemos en el Espíritu, que surca plenamente la historia. Su presencia en el mundo sigue viva y activa. Impulsa nuevas búsquedas y formas, nuevas miradas y lenguajes, construye puentes de comunión en medio de los fragmentos.
Creemos en la Iglesia, comunidad viva que necesita de los hombres para que el Evangelio permanezca latiendo por siempre en medio de las generaciones.
Creemos en María, Madre universal y Virgen sin mancha, que disipa toda sombra con su luz y vence todo mal con su misericordioso poder.
Creemos en el hombre, llamado a nacer siempre de nuevo para la fiesta de la vida, convocado a ser pleno y feliz.
Creemos que el mundo y la historia están definitivamente redimidos por la Sangre de la Cruz y que sus destinos se encuentran en permanente transformación.
Sabemos que hay que trabajar desde el interior de este nuevo milenio para transformarnos en artesanos del corazón humano.
Sabemos que la esperanza prospera a partir de pequeños logros. Sólo así el milagro de Dios sigue creciendo en nuestro frágil barro.
Creemos que todo será mejor y que cada uno en su medida contribuye para eso.
Creemos en un país donde los más pobres y vulnerables vivan los derechos de todos como sus propios derechos.
Creemos en todo lo que Argentina está llamada a ser. Creemos en una Latinoamérica fraternalmente unida desde el crisol de sus diferencias.
Creemos, a pesar de todo, y creemos, en virtud de todo, porque experimentamos que creer nos hace más libres que no hacerlo.
Creemos porque la vida nos impulsa a seguir haciéndolo ya que es un regalo inmenso e inmerecido y el tiempo se nos ha confiado para encontrarnos.
Sabemos que nuestro siglo XXI es un siglo que busca su propia interioridad. Nuestra responsabilidad es mejorarlo, hacer descubrir el lado humano de Dios.
Todas nuestras obras salieron de Tus manos. Así creemos Señor en Ti. Así esperamos. Así también amamos.
Amén.
Autor: Padre Juan José Ribone (1959-2009) Córdoba - Argentina
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