Espíritu Santo
Espíritu Santo, quiero que desciendas a mí con toda tu plenitud, porque sé que sin ti soy menos que nada, y tú iluminas toda mi mente y mi espíritu para que entienda las Sagradas Escrituras y actúe de acuerdo a tu voluntad. Si tú vienes a mí, sabré qué tengo que hacer en cada momento del día y en cada decisión importante que deba tomar, porque tú me iluminarás el entendimiento con tus siete sagrados dones, y con el don de Consejo, no erraré el camino que me lleva al Cielo y guiaré a otros también al Paraíso. Espíritu Santo, te amo con todo mi ser, y quiero ser muy devoto de María Santísima, porque sé que desciendes con plenitud sobre las almas en que está tu Esposa, y yo quiero que desciendas a mí, porque ves a la Virgen formada en mi corazón. Jesús en el Evangelio dijo que pidamos al Padre todo, y dio la comparación de que si los hombres, que somos malos, sabemos dar cosas buenas a nuestros hijos; ¡cuánto más el Padre dará el Espíritu Santo a aquellos que se lo pidan! Es decir que lo mejor que le podemos pedir al Padre, y lo mejor y mayor que el Padre nos puede dar, es justamente a ti, Espíritu Divino. Por eso pido al Padre que vengas a mi corazón y lo inundes con tu alegría y con tu amor, para vivir contento en este mundo y luego ir a gozar de ti para siempre en el Cielo.
Felipe de Urca -Jardinero de Dios-
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