Cuesta ser justos
Cuesta mantener una conducta recta y ejemplar. Dos hermanos llevaban bastante tiempo discutiendo acerca de cómo dividir la propiedad que habían heredado de su padre.
La heredad era en general valiosa y tenía la dificultad de ser poco clara en los límites y había que incorporar algunas zonas de aguas y terrenos inservibles, por lo que era muy difícil que los dos hermanos se pusieran de acuerdo por dónde pasaría la línea divisoria y cuál parte le tocaría a cada uno.
Muy angustiados acudieron a un juez local quien los escuchó con atención. Les pidió que trajeran un plano del predio, cosa que estudió con calma y finalmente los llamó para interrogarlos de este modo:
¿Cuál es exactamente el problema?
Ambos se acusaron el uno al otro de dificultar la partición.
Entonces el juez dijo: a ustedes les interesa que la tierra se divida equitativamente, ¿verdad? Bien. Entonces haremos lo siguiente: Tomaremos una moneda y la arrojaremos al aire. Ustedes pedirán cara o sello y al caer al suelo la moneda veremos quién ganó. Entonces el ganador dividirá el terreno.
¡Pero eso no es justo! Dijeron ambos hermanos, pues el ganador dividirá de manera parcial.
No he terminado, dijo el juez. El ganador dividirá el terreno, pero el perdedor escogerá primero.
Y fue un juicio justo para ambos.
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