La muerte de Cristo es redentora
Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos (Marcos 10:45).
OTRA CARACTERÍSTICA DE LA MUERTE de Cristo es que es redentora. Un objetivo importante de la muerte de Cristo es la redención del ser humano. Para expresar esto, los escritores del Nuevo Testamento usan varias palabras que pertenecen al mundo de los negocios y las transacciones comerciales: redimir, rescatar, comprar. En el vocabulario de aquel tiempo, estas palabras se usaban para referirse al precio que se pagaba por salvar algo que estaba empeñado, o por el rescate de prisioneros de guerra, y para comprar la libertad de un esclavo. En español se usan preferentemente las palabras redimir y redención como términos casi exclusivamente teológicos. El apóstol Pablo dice que somos justificados por su gracia «mediante la redención que Cristo Jesús efectuó» (Rom. 3: 24); «en él tenemos la redención mediante su sangre» (Efe. 1: 7). La redención también se expresa con el verbo comprar: «Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio» (1 Cor. 6: 19, 20). «Ustedes fueron comprados por un precio; no se vuelvan esclavos de nadie» (1 Cor. 7: 22, 23). Y, por supuesto, está la idea de rescate: «Ustedes fueron rescatados de la vida absurda que heredaron de sus antepasados. El precio de su rescate no se pagó con cosas perecederas, como el oro o la plata, sino con la preciosa sangre de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin defecto» (1 Ped. 1: 18,19). «Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, quien dio su vida como rescate por todos» (1 Tim. 2: 5, 6). Estas ideas de redimir, comprar y rescatar sintetizan el mensaje del evangelio en conexión con la muerte de Cristo: Somos esclavos del pecado y no podemos hacer nada por nosotros mismos; nuestra única esperanza es que alguien ajeno haga algo por nosotros, y pague el precio que nosotros no podemos pagar. Esto lo hizo Cristo por nosotros, lo cual nos hizo libres del dominio del mal, emancipándonos de su poder y convirtiéndonos en siervos de Cristo e hijos de Dios. Por eso, el evangelio son las buenas nuevas de salvación que Cristo trajo al mundo.
|