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General: Docenario Guadalupano
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De: perladelmar  (Mensaje original) Enviado: 12/02/2010 03:14
Docenario Guadalupano
 
Por el presbítero Joaquín Gallo Reynoso, S.I.

11/02/2010

Aspectos sacerdotales en el acontecimiento Guadalupano
El obispo, sacerdote primordial de Cristo, y su carisma en el acontecimiento Guadalupano.

Todavía estamos con la euforia de dos acontecimientos muy cercanos a nivel religioso que hemos vivido con intensidad en nuestra Arquidiócesis: la investidura como obispo del ahora monseñor Jorge Patrón Wong y la realización del Congreso de Salud, Vida y Familia, que esperamos abra puertas de confianza y esperanza en el sentido de que la Iglesia Católica es capaz de aportar soluciones a problemas tan difíciles como las adopciones, el sentido verdadero de la familia y la misión de ésta de salvaguardar los valores primordiales de la sociedad: sana convivencia, capacidad para dialogar y proponer, audacia para realizar, eficiencia en los servicios, amabilidad en el trato, solidaridad con los más desprotegidos y tantos valores más que se aprenden o no en las familias.

Damos gracias a Dios y a Nuestra Madre por estas vivencias mientras nos seguimos preparando para la cercana Cuaresma.

Muchas se tendrán que preguntar, en estas cercanías cuaresmales, si es justo gastar tanto dinero en bailes carnavalescos que exhiben, muchas veces, la pobreza interior de algunos que participan en estas frivolidades habiendo tantísimos hermanos y hermanas que no tienen qué comer ni con qué vestir o mandar a la escuela a sus hijos. Quienes tienen medios para eso ¿serán capaces de invertir el mismo capital que invirtieron en esto para donarlo o promover la dignidad de quienes están más necesitados? Que todos nos convirtamos en esta Cuaresma al Dios vivo para que nos encuentre preparados haciendo los servicios de solidaridad que Él espera de nosotros. ¿Estaremos preparados para afrontar una crisis como la de Haití? ¿Tendremos elecciones realmente transparentes en el Estado como lo pide nuestra dignidad humana? Hagamos un proceso digno de nosotros mismos. Seguiremos reflexionando, contemplando y orando sobre aspectos trascendentes del Sacerdocio de Cristo en el acontecimiento Guadalupano. Un elemento esencial para la Iglesia es el ministerio episcopal. Detengámonos un poco en lo que sucedió en México en 1531 para ver el papel central del obispo en esos sucesos. Tengamos presente, y contemplemos durante la oración a Cristo, Sacerdote Eterno, modelo especial para todos los que ejercemos el ministerio pastoral-sacerdotal de algún modo.

Primera consideración: el obispo, Pastor de la diócesis que Dios le encomienda. El servicio episcopal nace de la voluntad de Dios, quien quiso elegir este sistema de gobierno para su Iglesia. El Señor Jesús ejerció plenamente su Sacerdocio por voluntad del Padre y así se lo heredó a la Iglesia universal para el cuidado de todas las personas, estuvieren donde estuvieren. En el acontecimiento Guadalupano el Pastor fue don fray Juan de Zumárraga, a quien María reconoce plenamente como el pastor de esa diócesis naciente y por eso envía a Juan Diego con él. Admiremos cómo Dios elige a ciertas personas para este servicio a quienes Él apoya cabalmente (Nican Mopohua 40).

Jaculatoria: Cristo Señor, Sacerdote Eterno, puesto a nuestro favor por el Padre: ayúdanos a vivir nuestro sacerdocio común y ministerial, a favor de Tu pueblo amado.

Segunda consideración: El obispo, realizador del Plan de Dios para su pueblo. Dios tiene un plan de salvación para todo su pueblo, su familia. El obispo es colaborador suyo para extender su reinado, le obedece para que este reinado sea instaurado en cada lugar de la Tierra. Es un encargo fuerte y responsabilidad grande. En el acontecimiento Guadalupano vemos cómo María le manda decir al obispo, por medio de Juan Diego, lo que ha de hacer por encargo Divino (N.M. No. 33).

Tercera consideración: El obispo y su capacidad para oír a Dios y a su pueblo. El obispo de cada diócesis está al servicio del Dios de la vida. Una necesidad básica para él es escuchar el clamor del pueblo y el de Dios para que ese pueblo tenga vida en abundancia. Si no sabe vivir estas demandas no podrá ser buen obispo. Por eso le es básica una vida de oración y discernimiento. María le dijo a Juan Diego respecto al obispo Zumárraga: “Hazle saber, hazle oír mi querer, mi voluntad…” (No. 61). Antes él le había dicho al obispo que le dijera qué señal le pedía a María para que Ella se la diera (Nican Mopohua No. 80).

Cuarta consideración: El obispo, convocador de una vida plena para el pueblo encomendado, como Dios quiere. Al obispo de cada lugar, como quien observa desde arriba lo que acontece a su pueblo, le corresponde, según lo que escuchó a Dios y a su pueblo, convocar a ciertas acciones y procesos, aun a ciertos procedimientos necesarios para que el Reino de Dios se haga realidad concreta en su diócesis. Es uno de los rasgos de cómo ejerce su gobierno fraterno a favor de todos sus hermanos encomendados a él por Dios, Señor universal.

En el acontecimiento Guadalupano vemos cómo el señor Zumárraga convocó al pueblo: “De inmediato se convidó a la gente para hacer el templo… Y el señor obispo trasladó a la iglesia mayor la amada Imagen de la Amada Niña celestial para que todos la vieran, la admiraran…” (N.M. 193 y 212-213). Pidamos por nuestros señores obispos para que siempre estén abiertos a la voluntad de Dios y a los clamores de su pueblo.

Quinta consideración: El obispo, promotor-gobernador del pueblo encomendado, es digno de ser escuchado. Dios dejó a los obispos como encargados de vigilar la heredad del Señor, como quienes cuidan, protegen, acompañan a ese pueblo llamado a la santidad, a ser fiel en el seguimiento del Señor Jesús, a ejercer su profetismo en medio de gente que no conoce a Dios, que está lejana a sus designios amorosos de salvación. De allí la necesidad del pueblo de escuchar la voz de su pastor, a quien Dios ha puesto al frente de cada rebaño concreto en cada diócesis para realizar el plan Divino de salvación.

Consolémonos, porque el Espíritu Santo va suscitando los pastores que se van necesitando en cada lugar. Oremos por la Iglesia universal y por sus pastores para que ayuden a Dios sabiamente en el ministerio que les ha confiado a favor de Su pueblo. Alabemos, con María la Providencia de Dios para con Su pueblo.


 




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De: PazenlaTormenta Enviado: 21/02/2010 05:31


 
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