Las Motivaciones..
Una de las mayores motivaciones para que nos bendigamos mutuamente es el amor de Dios. Cuando permito que el amor de Dios se exprese a través de mí, sé que no estoy diciendo ni haciendo algo por la retribución que pueda obtener. Con una actitud de amor, despierto sentimientos positivos en mí y en los demás. Amo y soy amada. El amor circula por mi mente y mi cuerpo. El amor de Dios por mí y dentro de mí se proyecta a través de mí. El amor calma cualquier preocupación, suaviza mi voz y acelera mis actos. El amor me eleva por sobre todo desafío, brindándome una perspectiva que me ayuda a comprender el sitio importante que ocupo en la vida y el bien que puedo aportar. Todo lo que piense, diga o haga, quiero que sea con amor. El amor que doy consuela, fortalece, sana y es una motivación para mí y para otros.
Gra Baq
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