GRACIAS POR ENSEÑARNOS A SOÑAR"
Me lo dijo un alumno al terminar una clase: "Gracias, Padre, por enseñarnos a soñar".
Es una de las cosas más bonitas que he oído. Fue gratificante enseñar a soñar.
Orar es soñar y hacer realidad ese sueño.
Soñar con los pies en la tierra.
Pisando fuerte, fijándome en los ojos de los niños, en el hambre de los pobres, en la angustia de tantos deprimidos.
Soñar, sí, desde la realidad de la vida que me rodea; desde la tierra que piso. Soñar desde los hombres y mujeres que conviven conmigo.
- Soñar es poner a Dios en mí.
- Es poner la paz en mi alma.
- Soñar en mejorar las relaciones con los demás.
- Soñar en como distribuir mejor los bienes de la tierra.
- Soñar en las obras de misericordia: las puedo hacer realidad en mí.
- Para eso necesito la imaginación creadora; poner algo de ensueño en mi vida.
Gracias, Señor, por soñar que puedo seguir creciendo, haciendo el bien a los demás. Gracias, Señor, porque puedo enseñar, animar a soñar y a estar despierto, por un mundo mejor, más humano.
Donde TÚ seas el centro. Gracias, Señor.
P. Guillermo Santomé Dominico
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