Llegó un día
Llego un día, cuando decidí que Dios no me debía nada, un día cuando dejó de importarme su omnipotencia, esa que uso de pretexto para no enfrentar mi vida.
El día que alejado de Dios, haciendo mi voluntad y no la suya, comprendí que mucho de lo que soy, era y quiero ser, no puede ser sin la gente que amo, y Dios es uno de ellos, al que le debo todo lo que tengo.
Ese día en que me di cuenta que extraño a Dios, no por lo que me da, ni por las seguridades en las que la Iglesia me quiere cobijar, si no porque extraño su compañía, sus palabras.
Ese día, dejó de interesarme la moral y comencé a querer escuchar más a Cristo, ese día, dejé de pedirle a Dios que me arreglara la vida, y sólo quiero que camine conmigo, ese día, dejó de importarme sus cualidades ontológicas, y comencé a querer saber quién es Él y quién soy yo… como charlando en un bar a las 03.00 am de cosas sin importancia y con importancia,
Como con el Amigo con quien lloras el amor y ríes el amor, con el que lloras el sufrimiento y ríes en el sufrimiento, como con quien es Dios… eterno misterio, pero como con quien está allí, más cerca de mi que yo mismo, como quien la vida sería un montón más monótona y sin sentido, si no está Él, allí, junto conmigo, caminando, cavilando, platicando, intercambiando, contando historias uno del otro, charlando la vida juntos
CJBS |