Domingo 4º de cuaresma
"Fue, se lavó y volvió con vista" (Jn 9,1-41)
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Alguien, con cierta razón, dijo que “hemos de aprender a llevar una alforja sobre nosotros mismos. Entre otras cosas para llevar adelante las virtudes de los demás y nuestros propios defectos y, en la parte de atrás, nuestros aciertos y los fallos de los que nos rodean”.
La cuaresma nos invita a poner el corazón en Dios. A volver de los caminos equivocados. A ser más comprensivos y amables. Con Dios y con los demás.
El Señor, más allá de nuestra deficiencia, espera el manos a la obra allá donde nos encontramos. Su cruz, la que sube camino del calvario, necesita de hombres y de mujeres que la alivien y no que le echen más peso.
INTERPELACIÓN PARA ESTE DÍA
¿En qué situaciones debiéramos de ser más comprensivos con los que nos rodean? ¿A quién debiéramos de dar una oportunidad para crezca y pueda demostrar sus valores o su dones?
OH... Señor (desconocido)
OH!...Señor,
Que difícil es el camino hasta ti..
cuando aprendí a escalar... me enseñaste a bajar.
Cuando aprendí a reír... me enseñaste a llorar.
Cuando aprendí a hablar... me enseñaste a callar.
Si alguna vez odié... me enseñaste a amar.
¡Sabes...! me cuesta mucho seguirte... hay veces que mis brazos tienden a bajar pero Tu, en tu inmensa sabiduría.. me muestras a alguien...
Para volver a empezar.
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Javier Leoz