Éste es el que cubrió a la muerte de confusión
y dejó sumido al demonio en el llanto.
Éste es el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia.
El mismo que fue
asesinado en Abel
atado de pies y manos en Isaac,
que peregrinó en Jacob
y fue vendido en José,
expuesto en Moisés
y sacrificado en el cordero,
perseguido en David
y deshonrado en los profetas.
El mismo que fue arrebatado del rebaño,
empujado a la muerte,
inmolado al atardecer
y sepultado por la noche;
aquel que no fue quebrantado en el leño,
ni se descompuso en la tierra...
El mismo que resucitó de entre los muertos
e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.
