Voluntariamente aceptada
Hoy comenzamos el Triduo Pascual y recordamos y revivimos lo que el Señor padeció por nosotros los hombres. Pero pocos son los que saben que el sufrimiento y muerte de Jesús fueron voluntariamente aceptados por Él, y que nadie le quitó la vida, sino que Él la dio voluntariamente porque así lo quiso.
Recordemos cuando el Señor fue aprehendido en Getsemaní. Cuando los esbirros que vinieron a arrestarlo dijeron que buscaban a Jesús de Nazaret, el Señor respondió “Yo soy”, y ellos retrocedieron y cayeron por tierra como fulminados, y solo se pudieron levantar cuando Jesús se lo permitió.
¿Jesús podía bajar de la cruz y fulminar a sus verdugos? Sí que podía hacerlo, porque Jesucristo es Dios. Pero esa no era la voluntad del Padre, aceptada y cumplida por el Hijo, que se entregó a la muerte para salvarnos.
Entonces tengamos esto bien presente cuando estos días revivamos la Pasión del Señor, recordando que Jesús se entregó a la muerte porque así lo quiso y que nadie le quitó la vida sino que Él la entregó por amor a los hombres.
Jesús murió voluntariamente por nuestros pecados y nos rescató así de las manos de Satanás que, desde la caída de Adán y Eva, tenía a la humanidad esclavizada.
¡Alabado sea Jesucristo!
( devociones y promesas)