"Entonces crucificaron con Jesús a dos ladrones." Mateo 27:38 (NVI) Cruz
Los romanos llegaron a ser expertos en el arte de torturar. La crucifixión estaba reservada para aquellos reos que se habían amotinado contra el poder de Roma. El castigo para la revuelta política era tan despiadado y cruel. Se esforzaban en hacer el espectáculo lo más despiadado y largo posible para que todos puedan ser testigos del terrible final de aquellos que osaran levantarse contra el poder del Cesar.
Palestina era un país revoltoso por naturaleza y Roma se esmeraba en aplicar este castigo para desmotivar a los subversivos a conseguir más adeptos. El proceso de la crucifixión comenzaba con una golpiza salvaje. Los especialistas sabían como golpear la cara del reo de tal manera de desfigurarla, lacerarla y lastimar sin que el preso pierda la conciencia. Luego de la golpiza, pasaba al sector del látigo. El látigo romano tenía tres cintas de cuero que en la punta tenían o bolas de hierro o huesos de animales. Las bolas de hierro flagelaban y rompían los huesos, los huesos de animales cortaban la carne hasta el músculo o hasta el hueso mismo.
Muchos reos morían por no poder soportar el dolor excesivo del látigo. En ese estado, era obligado a llevar el madero de la cruz por el camino más largo posible, entre latigazos, insultos y golpes para que todo el pueblo vea la consecuencia de amotinarse contra Roma.
Cuando llegaban al monte Calvario, era acostado sobre la cruz y clavado al madero. El clavo era introducido en la zona de la muñeca con tal precisión que quedaba los huesos cúbito y radio por arriba y 8 huesos menores por debajo. De esa manera, el clavo podía sostener el peso del reo cuando quedaba colgado. El clavo que pasaba por ese lugar cortaba un nervio de la muñeca que provocaba un dolor lacerante extremo y permanente.
Para evitar que el reo muera asfixiado por colgar de sus brazos, le clavaban sus pies con las piernas ligeramente flexionadas para que pueda apoyarse sobre ese clavo para respirar.
Cristo no se amotinó contra Roma. Y fue a la cruz solo para salvarte.
REFLEXIÓN – Solo por amor.
Un gran abrazo y bendiciones
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