La venganza es una reacción natural ante las injusticias. Podría ser considerada justa, desde el punto de vista humano. Es lógico que quien hace algo perjudicial contra otro, reciba lo que merece, pero el consejo bíblico de hoy es: No digas: "Yo me vengaré".
Da la impresión de que Dios quiere que tú aceptes pasivamente las injusticias. ¿Por qué el justo debe soportar en silencio el abuso injusto? La segunda parte del proverbio de hoy nos da la respuesta: la venganza causa más daño a quien la practica que a quien la recibe.
Cualquier tipo de venganza, antes de ser una realidad, es un cóctel de emociones negativas: odio, rabia, rencor, ira, angustia y desesperación.
Estos son sentimientos propios del corazón natural. Pero el hecho de ser naturales no significa que sean correctos. Por el contrario, son un aglomerado de veneno que destruye las cosas más puras que el ser humano tiene. Es como el ácido que corroe los valores, los principios y, principalmente, la paz del corazón.
Pero la promesa es: "Él te salvará".
La persona vengativa vive en esclavitud.
El otro día recibí la carta de un hombre que mató a su ex socio. Su socio se había apoderado de la empresa que era de ambos. "Yo confié en él -decía la carta-, pero él me traicionó". Durante varios meses, la víctima del engaño estudió la manera de vengarse.
Fueron meses de angustia, dolor, vergüenza, odio, rencor y rabia, los que lo llevaron a planificar el asesinato de su ex socio.
Lamentablemente, todo se descubrió y ahora pasa los días, las semanas y los meses en la celda de una cárcel.
"Debería estar feliz -añade en la carta-, pero no lo estoy, mi corazón continúa siendo un pozo de heridas, rabia y odio"
Por eso, el proverbio de hoy dice:
"Espera al Señor y él te salvará".
¿De qué te librará, si la injusticia fue verdaderamente cometida? Te librará del odio, del rencor y de la rabia que son los peores verdugos que una persona puede cargar. El peor daño que alguien puede hacer contra ti no es el acto de injusticia en sí, sino el veneno que el deseo de venganza deja en tu corazón y que va destruyendo tu vida lentamente.
Tú puedes escoger librarte de ese veneno. Pídele a Dios fuerzas y no digas: "yo me vengaré"... Espera al Señor y él te salvará.
Feliz día para ti hoy, sin penas ni rencor