"JESUS YO CONFIO EN TI"
Por pura misericordia.
¿Por qué existimos?
Existimos por pura misericordia de Dios. Porque Dios no tenía ninguna necesidad de crearnos. Pero Él ha querido crearnos a nosotros, a cada uno de nosotros con nombre y apellido, y nos tiene preparado un lugar en el Cielo.
Así que ya por el solo hecho de existir, debemos agradecer a Dios que nos haya creado a nosotros, pues en nuestro lugar podrían haber existido millones de otros hombres. Pero no, el quiso que fuéramos nosotros y no otros los que naciéramos en este mundo y tengamos la posibilidad de ir al Cielo a gozar para siempre de Dios.
¿Y vamos a desaprovechar esta oportunidad única e irrepetible de ser felices para siempre en el Cielo?
¡No!
Pero, lamentablemente, cuando cometemos pecados graves, estamos poniendo en peligro esta felicidad, ya que si morimos en ese estado nos condenaremos para siempre en el Infierno.
Entonces no defraudemos a Dios, no defraudemos a nuestra alma, no pequemos más, y si pecamos, confesémonos cuanto antes implorando la misericordia de Dios, que así como nos creó una vez, nos devuelva la gracia que es como darnos nuevamente la vida, la vida del alma, que es lo más importante.
¿Por qué existimos?
Existimos por pura misericordia de Dios. Porque Dios no tenía ninguna necesidad de crearnos. Pero Él ha querido crearnos a nosotros, a cada uno de nosotros con nombre y apellido, y nos tiene preparado un lugar en el Cielo.
Así que ya por el solo hecho de existir, debemos agradecer a Dios que nos haya creado a nosotros, pues en nuestro lugar podrían haber existido millones de otros hombres. Pero no, el quiso que fuéramos nosotros y no otros los que naciéramos en este mundo y tengamos la posibilidad de ir al Cielo a gozar para siempre de Dios.
¿Y vamos a desaprovechar esta oportunidad única e irrepetible de ser felices para siempre en el Cielo?
¡No!
Pero, lamentablemente, cuando cometemos pecados graves, estamos poniendo en peligro esta felicidad, ya que si morimos en ese estado nos condenaremos para siempre en el Infierno.
Entonces no defraudemos a Dios, no defraudemos a nuestra alma, no pequemos más, y si pecamos, confesémonos cuanto antes implorando la misericordia de Dios, que así como nos creó una vez, nos devuelva la gracia que es como darnos nuevamente la vida, la vida del alma, que es lo más importante.