Un amor de ayer, pero que se manifiesta hoy: en cada persona y en cada acontecimiento, en el rico y en el pobre, en el que te busca y en el que te rechaza.
Un amor, el tuyo Señor, que se ofrece sin imponerse y que se deja notar sin arrogancia alguna.
¡VAYA AMOR EL TUYO, SEÑOR!
Del cielo baja y en beneficio de la tierra.
No es un amor cualquiera. No es amor que se deja vencer. No es amor que pretender convencer. Es amor que sacia y hace revivir. Es amor que levanta y da seguridad. Es amor que nos injerta en el mismo cielo Sí; Señor. No es amor que caduca. Tu amor es imperecedero. No conoce límites ni razas. No se fija en la riqueza ni en la pobreza. Simplemente cae…en donde se necesita.
¡VAYA AMOR EL TUYO, SEÑOR!
A nadie deja indiferente. Todo lo ocupa y todo lo llena. A todos responde con palabras oportunas. Es un amor que, previamente, ha sido amado con amor que desciende del cielo, con amor que se prolonga en la tierra, con amor que, a través de los hombres, está llamado a ser amor y más amor.
¡Gracias, Señor! Tú amor nos hace bien. Tu amor es imperativo para ofrecer el nuestro. Tu amor es camino para encontrar el nuestro. Tu amor es lección para enseñar el nuestro. Ámame, Señor, y sólo así podré seguir ofreciendo lo que a Ti más te gusta:
amor y más amor. Amén.
Mis cariños y bendiciones