Otro, insistió en mis años tiernos, en inculcarme violentando mi voluntad, el respeto por el Nombre de Dios, la necesidad absoluta de la oración diaria, la obediencia y la reverencia a mis padres, el amor por mi Patria y me enseño la utopía de no mentir, no robar, no hablar mal de otros, perdonar y todas esas cosas que nos hacen tan mojigatos y ridículos...
Otro apareció aludiendo que el Espíritu Santo, debía venir a completar la obra comenzada en el Bautismo, que me harían falta sus dones y sus frutos, que ya era hora de que viniera en mi ayuda… Aquel que me haría defender la Fe, como un soldado
Que osadía hablar en términos tan bélicos!, hizo en esa época que cuidara mi alma de las del mundo, que fuera noble, leal y honesto...
Otro abuso dándome libros para leer, no le bastaban sus consejos, que hacían poner la mirada en la eternidad y vivir como extraños aquí en la tierra,
Quien sacara ahora de mi cabeza Los cuatro Evangelios?
Las glorias de María?
La Imitación de Cristo?
Las Confesiones?
Las Moradas?
Quien será capaz de curarme de todos esos tesoros que me marcaron para siempre?
Otro abuso de mi ignorancia enseñándome cosas que no sabía, otro no hablaba pero su vida virtuosa me inclinaba cada vez más a imitarlo. Hubo algunos que se aprovecharon de mí en momentos inesperados y me corrigieron, me alentaron y hasta rezaron por mí.
Otros, cuando yo ya estaba en un círculo del cual no podía salir, se empecinaron con mi naturaleza caída y me incitaron a recibir a Jesucristo en su Cuerpo y Sangre, para resistir a los embates del enemigo, para fortalecer mi flaqueza y santificarme cada día mas.
Aunque para aquel que lea esta denuncia, le parezca que esto ya es demasiado y que mas bien no se puede hacer, les digo que los abusos siguieron en aumento y todo paso a mayores, cada vez que conocía a un sacerdote, se aprovechaba de mi con renovados métodos, reliquias, estampas, agua bendita, rosarios, bendiciones y oraciones de todo tipo, armaban una cárcel de tremendos beneficios que llegaron al límite de lo soportable.
Quiero dejar claro esta injusticia llena de perversidad y que atiendan a mi reclamo en esta denuncia, por que se que algunos de ellos me estará esperando para seguir con esta iniquidad, sentado en un confesionario o a lado de mi cama cuando este moribundo y aunque desaparezca seguirán abusando con sufragios por mi alma y suplicas de misericordia.
Quiero que se sumen a mi voz todos aquellos que han sido víctimas de estos atropellos y se han sentido ultrajados por estas personas, pues se que a otros los han unido en matrimonio, a otros le descubrieron su vocación, a otros hasta llegaron a ayudarlos materialmente o guardaron con llave en su corazón para siempre secretos tremendos de sus miserias humanas.
Cuidémonos gravemente de tratar con ellos, no les demos nuestros datos, no los miremos a los ojos, no les consultemos absolutamente nada, no sigamos ninguno de sus pasos, pues corremos el riesgo un día de caer en sus trampas y salvarnos eternamente.
Diario 7
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