"David se estableció en los refugios del desierto, en los áridos cerros de Zif. Día tras día Saúl lo buscaba, pero Dios no lo entregó en sus manos. Jonatán hijo de Saúl fue a ver a David en Hores, y lo animó a seguir confiando en Dios".1 Samuel 23:14 y 16 (NVI) Animar
La situación era muy tensa. El rey de Israel estaba persiguiendo a un forajido subversivo. Salía con su poderoso ejército, pero el reo se escapaba siempre. Adonde llegaba el rey Saúl con su ejercito le daban información de donde podría estar escondido el buscado David. Pero antes que pueda encontrarlo, David de escapaba a otro lugar. No era casualidad. Dios ayudaba a David a esconderse. Pero vivir escondido y huyendo hacía la vida muy difícil.
David escoge esconderse en unos cerros áridos. No había nada agradable allí, solo rocas, sequedad y soledad. Pero era un lugar de difícil acceso que tenía vías de escape rápidas. Saúl lo buscaba con fiereza y David se seguía escondiendo. En medio de esta frenética persecución, aparece el príncipe heredero del trono. Jonatán, el hijo de Saúl era el amigo íntimo de David. Y aún a pesar de la contra de su padre y de saber que David iba a suceder a Saúl en el trono de Israel (eso significaba el Jonatán jamás sería rey y que posiblemente iba a morir), este muchacho era fiel a su amistad.
Acompañaba a su padre en la campaña buscando a David y en los cerros de Zif se toma una licencia. Saúl no podía encontrar a David, ningún espía, ningún soplón, ni su ejercito poderoso podían descubrir sus escondites. Pero Jonatán salió a buscarlo y lo encontró. Fue solo y se halló a su amigo. Fue un encuentro breve, pero para David, fue como agua en el desierto.
En medio de tanta persecución, locura y soledad, el abrazo de su amigo fue sanador. Y mucho más las palabras que le dijo. En lugar de criticar a su padre por la injusticia que estaba cometiendo, o de armar planes para sacar a David de ese lugar peligroso, o de cargar las tintas por lo terrible de su situación, este amigo fiel animó a David a seguir confiando en Dios. A pesar de su difícil momento, de su tristeza, de su dolor, Jonatán alentó a David a no perder la confianza en Dios.
REFLEXIÓN – Necesitamos más Jonatanes.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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