Una gota en el oceano
Primer fin de semana de septiembre y está a punto de comenzar el curso para todos. El verano, que ya ha pasado, seguro que nos ha servido a todos para olvidar nuestros quehaceres cotidianos, descansar, desconectar y ver, conversar y abrazar a nuestros familiares y amigos. Para recargar pilas y volver con más fuerza si cabe.
También nos habrá servido a todos para pensar, para recapacitar, para meditar sobre nuestra vida, sobre nuestra vocación, ó sobre si estamos en el camino correcto.
Primer fin de semana de septiembre y conmemoramos en el día de hoy la muerte de la Madre Teresa de Calcuta, hace ya 13 años. Todos recordamos su gran labor y algunas de sus frases que nos hieren el corazón e interpelan a seguir en la brecha.
“A veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota”. Frase de la Beata Madre Teresa que llevo repitiendo en mi mente durante todo el verano. Soy consciente de que no es suficiente lo que hacemos en Es Domingo, de que no es suficiente, quizá, lo que hacemos en la programación religiosa de la Cadena COPE, que podríamos hacer mucho más, que quizá seamos un oasis dentro de un mundo loco y que posiblemente nuestra labor no sea sino quijotesca en lucha continua contra gigantes molinos. Pero también soy consciente de que sin esta gota, sin esta aportación de cada uno de nosotros algo faltaría en el mar, algo faltaría en el mundo.
Sin la gota de Jesús Luis, de Sandra, de Mario, de Cristina y de Charly, de Panero, Concejero y del Pittaro, de Beatriz Mesa, de Gabi y de Marta Lago. Sin el esfuerzo de Carmen Elvira, Jorge, Benjamín ó Julián Lozano, sin los testimonios que cada semana nos dejan nuevos invitados y sobre todo sin el impulso, sin la fuerza, sin la ilusión desmedida por el Evangelio y sin la semilla de la fe que ha puesto Manuel Bru, director del programa en cada uno de nosotros, estoy seguro que algo faltaría en la vida de muchos que cada domingo sintonizan la radio y se atreven a escucharnos.
Pero, justo cuando uno comienza a venirse arriba y, cuando empieza a sentir que tiene el control y el poder, que es imprescindible y empieza a sentirse alguien importante, vuelve la Madre Teresa, que hace 13 años, un día como hoy, partía hacia la casa del Padre para recordarme que no es en el halago sino en el sufrimiento donde podremos encontrar esa Verdad que todo hombre busca y que le precede.: “Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él”.
(La Cope)
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