¡Nos cuesta tanto, en ocasiones, ser tan humildes como Dios quiere que
seamos!
¡Son tantas las áreas y tantas las formas en que se debe de manifestar la humildad; y nos topamos con tantas situaciones innecesarias por no siempre ceñirnos a ella! Aprendamos del Maestro, quien ha sido siempre la humildad personificada, dándonos ejemplo para que lo imitemos, y podamos así ser receptores de tantas bendiciones que Dios tiene para los que le obedecen.
Nos gusta tanto defender nuestros derechos, nos jactamos en tantas ocasiones de nuestros talentos y conocimientos y hasta de los títulos que hemos obtenido, por la misericordia de Dios, considerándonos más altos que los demás. ¿Cuántas veces menosprecias a otro por raza, color, status social, preparación académica, considerándote a tí mismo superior a todos?
¿En cuántas ocasiones le das rienda a tu soberbia y altivez porque te consideras intocable? ¿A cuántos tratas de manejar a tu antojo porque te crees dueño y señor?
"El hombre, como la hierba son sus días; florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más." (Salmo 103:15-16) El hombre es como sombra; nuestra vida es neblina que se aparece por un tiempo y luego se desvanece. ¿De qué nos jactamos? Todo lo que somos, todo lo que tenemos, se lo debemos a un Dios de misericordia que todo nos lo da sin merecerlo.
desconozco el autor
"Hazme saber, Señor, el limite de mis días, y el tiempo que me queda por vivir; hazme saber lo efímero que soy" Salmo 39:4
"Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Dios". Proverbios 22:4
¡¡DIOS LOS BENDIGA!!
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