DOMINGO XXIV C
¿ Quién no ha perdido algo alguna vez? ¿Fue quizá una mascota o animalito de compañía que os ha desaparecido y os ha llenado de tristeza y preocupación? Quizá lo que perdiste ya hace algún tiempo fue aquella sortija, cuyo valor material no era mucho pero te la regaló el que después ha sido tu esposo y que la despedirse por aquella enfermedad maligna te encargó que no la pierdas nunca nunca. ¡Cuánto has llorado por aquella joyita! Significaba demasiado para ti. Y ¡ cómo te alegraste al encontrarla de nuevo en cualquier sitio de la casa.
¿A ti no se te ha perdido ni un animalito, ni una joya? Ay , Padre, fue mucho más y que daba sentido a nuestra vida. Tu esposa aún está llorando y a ti se te escapa una lágrima cuando estás solo y piensas en ella. Sí, en aquella hija que mimaste y lo hiciste todo por ella, cuando un día os dijo que ya estaba harta y que hacía lo que le daba la gana. No queríais de ella sino que reflexionara como persona de 22 años y saliera de donde estaba metida con la basura hasta el cuello. Os escupió: “nunca más ,viejos” y pegó un portazo. La habéis buscado, preguntáis pero no hay señales de que vuelva. ¡Pero si es nuestra hija,,,..! Sí, estáis en vela toda la noche y ya no ponéis el cerrojo a la puerta por si….. Tres ejemplos que nos hablan de la preocupación y sufrimiento al perder algo – a alguien - que se ama.
Amigo cristiano, hoy en la reunión de la comunidad se nos han proclamado tres parábolas pronunciadas por el mismo Jesús y que han escandalizado a los fariseos y publicanos. Son aquellos a los que les parecía que conocían a Dios y que tenía que ser como ellos lo pensaban. Es decir, que aquellos que no querían escuchar las palabras del Nazareno porque, según ellos, “comía con los pecadores y andaba con los desgraciados que no quería nadie”. Se habían creado un dios a su medida. Un Ídolo. Jesús les explica con ejemplos quién es el único Dios principio y fin de todas las cosas. Sus palabras del Domingo pasado: “el que prefiera a su padres, esposa, hijos etc. más que a mí no puede ser mi discípulo”. “El que no deje todo lo que tiene por mi no puede ser mi discípulo”” El que tenga oídos que oiga” nos escandalizaron también a nosotros porque igualmente los cristianos católicos estamos jugando con la tentación de crearnos un dios a nuestra medida sin exigencias ni compromisos. Muchos de nosotros, queridos amigos, preferimos un cristianismo leicht y que no moleste ni comprometa demasiado. ¿Lo nuestro son costumbres o es fe?
Jesús, sin embargo, no se calla y habla claro sobre el Dios verdadero. El mismo que ayer nos decía que en la escala de valores de un cristiano Dios está sobre todas las cosas, sin que eso signifique el olvido o abandono a nuestro seres queridos, hoy nos lo presenta como el pastor comprometido con las suyas y que no descansa hasta que la perdida está ya otra vez en casa. El Dios que Jesús nos ha revelado, es como la mujer, o como el padre de familia que no sólo buscan al que se ha perdido sino que hacen fiesta porque ha vuelto.
Siempre que me alejo de tí, Señor,
Me buscas por todos los rincones,
Te las arreglas para encontrarme, aunque me aleje,
Y me haces sentir el gozo de hallarme de nuevo en casa.
Cuando distraído en mil cosas,
Olvidándote casi del todo,
Tu te haces el encontradizo y
Y me brindas siempre tu amistad.
TE MERECES MI CORAZON PARA SIEMPRE.