Madre, me da vergüenza
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Podemos sentir una turbación en nuestro espíritu por haber hecho algo, que no estaba bien, o porque nos hemos enterado de que otros lo han hecho.
Hay otro motivo por el cual tendríamos que avergonzarnos y tal vez no lo hacemos, es el de no hacer lo que deberíamos, lo que llamamos pecado de omisión.
En nuestra relación con María, este segundo motivo debería causar en nosotros una vergüenza, pues, nuestra conducta no está a la altura de nuestra condición de hijo de María.
Seguramente no hacemos nada que vaya contra nuestra Madre, pero sí dejamos a un lado muchas
oportunidades para demostrar1e el amor que le debemos.
¡Qué poco nos parecemos a María, nuestra Madre!. En Ella tenemos un dechado de todas las virtudes.
¡Cuánto gusta a la Madre oír que se le parece su hijo, y a éste cuánto le honra!.
No tenemos que "cacarear" el amor que le profesamos, pero tampoco ocultar los motivos por los que hacemos algo en honor de nuestra Madre.
María no se avergüenza de mí, de mi poca fuerza de voluntad, de mis recaidas.
Ella tiene amor suficiente para disculparme todos mis fallos, pues, sinceramente me comprende. Yo,
por el contrario, sí tengo que avergonzarme, no de lo que hago en honor de María, sino de lo que he
dejado de hacer:
-¡Cuántas fiestas en honor de María y qué poca huella han dejado en mi alma!.
- ¡Cuántas veces ha sido invocada, acudiendo inmediatamente a nuestro auxilio, y qué pocas
veces hemos sacado tiempo para ser agradecidos!.
- ¡Cuántos propósitos hemos hecho y qué pocos hemos llevado a feliz término!.
- ¡Cuántas veces la invocamos como Madre y a cuan pocos hermanos reconocemos como tales!.
- ¡Cuántos monumentos y obras de arte cantan la grandeza de María, y qué poca resonancia encuentran en nuestro corazón!.
- Aceptó en el Calvario ser mi Madre y... ¡qué poco se lo agradezco.
- Continuamente me protege y... ¡qué pocas veces me doy cuenta de ello!.
- Ella se me acerca para llevarme a Cristo, y... ¡qué poco caso le hago!.
Ante este panorama de infidelidades tengo que avergonzarme de mi conducta.
Un abrazo
Bendiciones
javieru