Que no me olvide, Señor
Darte las gracias por lo mucho que me das
y de esperar, cuando tardas en llegar.
Darte las gracias por los detalles insignificantes,
por los dones que, de tantas personas, recibo sin saberlo,
por las sonrisas que, por la calle, se me regalan,
por los rostros que no me son indiferentes.
Que no me olvide, Señor.
De ver tu mano allá donde sólo veo el mundo.
De abrir mi corazón a tu presencia.
De tener mis ojos despiertos a tu paso.
De abrir mis manos a quien lo necesita.
Que no me olvide, Señor.
De cultivar la gratitud cuando tanto se me da.
De decir “gracias” por pequeñas o grandes cosas.
De agradecer la fe como don y como tarea.
De pedir cuanto necesite,
aunque no sea a la hora que yo lo espere.
Que no me olvide, Señor.
De cuidar el corazón, con la vitamina de la gratitud.
De fortalecer mi fe, con el arma de la oración.
De robustecer mi alma, con savia de la caridad.
De curar mi espíritu, con mi confianza en Ti.
Amén.
P. Javier Leoz AUTOR