Censo
Cada 10 años se realiza un censo nacional. El objetivo es tomar una foto de la realidad cada un período de tiempo para implementar políticas sociales y cambios estructurales en base a la información recabada. Obviamente, este tipo de censos es amplio y carece de detalle. Está diseñado para que brinde alertas geográficas en los temas censados e identifique las falencias notorias de cada comunidad. Con esta información, se trabajará en los siguientes 10 años para enfocar más detalladamente la atención en los temas de mayor urgencia.
Es una manera objetiva y metodológica de implementar mejoras. Conocer la situación actual, detectar las debilidades y preparar un plan de remediación. A pesar de la creciente inseguridad y gracias a la publicidad realizada, hubo gran colaboración de cada entrevistado en brindar información. Y se llevó a cabo con normalidad. Pero el censo, no es un fin en si mismo. Es solo una herramienta que brinda posibilidades de trabajo, mejora y crecimiento.
Jesucristo plantea el mismo esquema para la ampliación de su Reino. Nos enseña a no ser improvisados, a no subestimar las contras ni el análisis a conciencia. Esto pareciera ser una contradicción al requerimiento de fe que nos demanda Dios para agradarle y servirle. Pero no es más que su complemento. Suponer que Dios va a proveer milagrosamente de las cosas que faltan y que suplirá nuestras deficiencias es menospreciar su carácter divino, ordenado y justo.
El ejemplo más notorio fue la resurrección de Lázaro. Le pidió a los presentes que corran la piedra y que se esfuercen en correr un peso de casi dos toneladas. Y Él hizo lo que los hombres no podían hacer. Resucitó al muerto. ¿Podría haber corrido la piedra con solo mirarla? Claro que sí. Pero no lo hizo. Porque cada uno debe hacer lo que debe hacer.
Por eso debemos aprender del censo, analizar la información que tenemos, planificar a conciencia y vigilar los desvíos. Cualquiera sea el ministerio que desarrolles, o la función que tengas, Dios nos llama a tener un plan de acción y a seguirlo.
Los milagros de Dios no suceden para arreglar tu improvisación. Porque Dios confía en tu responsabilidad.
REFLEXIÓN — Calculá bien.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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