Es una tarde de Sábado, tranquila y soleada. Sentadas en un banco de
la gran plaza, están dos amigas dando de comer a las palomas, que como
alimañas se apretujan para conseguir picotear el pan del bocadillo que
les echan las amigas.
Ana suspira mirando hacia el cielo: - Ayyyyyyyyy…
- ¿Suspiras Ana?
- No, me quedo…
- Jajajajaja… qué divertida eres… ¿En qué estás pensando?
- ¿Yo? ¿Pensar? ¿Qué cosas dices?
- Oye chica, hace mucho que te conozco, dime que te preocupa…
- Marta, no me preocupa nada en particular, sólo estaba pensando en en… en las palomas…
- Ya ya ya… y yo soy un rinoceronte… ¿Qué les pasa a las palomas?
- Vaaaaaaleeee, lo admito, es cierto, estaba pensando en algo que me preocupa.
- ¿Qué?
- Estaba pensando en mi príncipe azul… ¿Crees que llegará algún día?
- Claro, que sí, no te preocupes, estoy segura de que Dios te tiene
un hombre destinado, es de lógica – Y Marta sigue comiendo su bocadillo
de atún y queso.
- ¿De lógica? ¿Dónde le ves tú la lógica?
Marta intenta hablar, pero como tiene la boca llena le hace con una
mano el ademán de que se espere unos segundos para que pueda
responderla y en seguida le contesta:
- Mira, Si Dios al crear al mundo pensó en todas las almas que
nacerían, y a cada uno le dio una meta, un destino, una vocación para
salvar al mundo, pues eso significa que por ejemplo si pensó “esta
persona para hacer esta función en la vida tiene que tener unos padres
así, asá, tiene que vivir esto y aquello…” Entonces si Dios lo tiene
todo tan bien programado, de lógica dijo: “Esta persona y esta están
destinadas” Y al crearlas les da a cada una el carácter y las virtudes
que a ambas les va a gustar mutuamente de ellas y eso es lo que
libremente hará que se gusten, se admiren, se respeten y se enamoren… es
una regla de 3.
- Jajajajajaja Marta siempre con tus matemáticas…
- Hoy es sábado, no me recuerdes que soy maestra de matemáticas,
porque eso me recuerda la multitud de exámenes que me están esperando
para ser corregidos…
- No sé Marta, pero a veces la espera se hace larga…
- ¿Y qué? Aprende a esperar, vive y disfruta de lo que Dios te ha
dado. Haz bien las cosas intentando ser santa. No lo es todo el amor
romántico y eso tendría que entrarte en tu cabecita. El amor romántico
es una parte de tu vida pero no lo es todo. Pon a Dios en ese todo, lo
demás Él te lo dará por añadidura…
- Creo que eso es ser muy fría Marta…
- ¿Fría? … ¿Quién es más fría? ¿La persona que se desvive por los
demás por desvivirse en primer lugar por Dios o la persona que vive
encerrada en sí misma pensando sólo en enamorarse? La primera hace
rendir sus dones, da buen fruto y siembra campos de alegría por todo el
mundo que le rodea, la segunda las páginas que llena de su vida, las
llena de poco amor de verdad… sino sabe amar a los demás que la rodean,
la familia, los amigos, ¿Cómo puede estar pensando sólo en enamorarse?
Es más, si ama de verdad a Dios sobre todas las cosas; sabrá amar a
los demás.
- Chata, me dejas boquiabierta, ¿Cómo es que te hiciste profesora de matemáticas y no filósofa?
- Es que me gustan los niños, y la filosofía puede decirse que forma
parte del sentido común – responde Marta guiñándole un ojo en plan de
broma a Ana.
-Jajajajaja…
- ¿Sabes? Enseñando a los niños me doy cuenta de que las personas no
cambiamos en el sentido de que somos los niños que fuimos de pequeños;
seguimos dudando de nuestras capacidades, nos asustamos de lo que
desconocemos…
- Un pensamiento muy interesante, ¿Cómo has visto eso?
- Gracias a mis alumnos de primaria, niños de 6-7 años. A algunos
les gustan las matemáticas pero cuando les cuesta se descorazonan y
creen que son incapaces de hacer bien la multiplicación, les falta
confianza y paciencia. Es con la práctica con que se aprende. Me gusta
enseñarles a perseverar y repetir, sin desanimarse, es así como al
final se hace una multiplicación perfecta y le pierdes el miedo para
hacerla.
- Te entiendo, tienes razón Marta, es una tontería estar todo el día
pensando en enamorarse, de ahora en adelante voy hacer bien todo
cuento haga e intentaré hacer felices a los que me rodean, por amar a
Dios, y así ya vendrá mi príncipe cuando tenga que venir. Esperaré.
- ¡Así se habla Ana!
Montserrat Bellido Durán
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