Gracias, Padre... Porque nos das la oportunidad de ser perdonados, cuando nosotros de todo corazón, pasamos por alto las ofensas de nuestros hermanos... Gracias por darnos la oportunidad de ser perdonados por ellos cuando les ofendemos...
Permíteme tener el corazón lo suficientemente puro para pedir perdón a todos aquéllos a quienes ofendí en esa vida pasada donde andaba yo sin tí... sin rumbo fijo... Permíteme tener el tiempo para rezarcir el daño... Y dame la oportunidad de arrepentirme del daño que sin querer, a veces con mis enojos, causo a las personas que me aman... y tener el corazón tierno y puro de un niño, para olvidar las ofensas hacia mí y hacia los míos...
Dame cada día la oportunidad de seguir caminando en tus caminos y regar con chispas de amor, las flores de amistad y afecto que me has regalado en toda esta gente maravillosa que conforma mi vida.
Bendícelos, Padre... y no permitas que nada ni nadie los dañe... y en cuanto a ellos, no les permitas dañar a nadie, para que siempre estés complacido de tenerlos por hijos...
Gracias por enviarlos a mi vida... Gracias por dejarme en la de ellos.
Tu hija,