EL DOLOR NO DEFORMA, ¡TRANSFORMA!
Valió la pena sufrir dolores de parto, cuando al final se sostiene entre las manos una nueva vida que el existir de la madre, ha transformado. Y el dolor que se experimenta en las pequeñas caídas cuando se dan los primeros pasos, se convierte en triunfo al lograr afianzar el caminar, luego poder correr, y quizás hasta en sueños volar.
Un fracaso asumido con madurez, puede en un principio doler; pero al superarlo, el alma se logra fortalecer; y más valiente se hace el ser humano ante cualquier reto que se le presente o ante los diferentes momentos que en su vida pueda tener.
Los padres que tienen un hijo especial, sienten un dolor tan grande desde el primer momento, que pueden llegar a sentirse frustrados y pensar que no lo podrán superar; pero con el tiempo y asumido desde la fe, ese ser que en un comienzo causó dolor, se llegará a convertir en el más grande amor, y les enseñará a descubrir lo que realmente en la vida tiene valor.
El perder a un ser querido deja el corazón destruido, hasta que se logra ver la muerte desde los ojos de Dios, y el dolor se transforma en esperanza. Esta tristeza que deja el vacío, nos enseña a valorar a quienes a nuestro lado han quedado, y que también son seres amados.
Si careces de algo, valoras más lo que tienes. Si sufres por alguien, llegas a amarlo más. Si escoges el camino difícil, te haces más fuerte. Si experimentas de cerca la muerte, aprendes a amar más la vida. Si caes, adquieres destreza en levantarte, porque el dolor no deforma, sino que transforma.
El dolor no deforma sino que ¡transforma!; es una gran verdad y eso lo sustentan quienes al sufrir, sienten que han crecido y se han fortalecido aún más.
"Por tanto, hermanos, tengan paciencia hasta la venida del Señor. Miren cómo espera el agricultor a que la tierra dé su precioso fruto y con qué paciencia aguarda las temporadas de lluvia. Así también ustedes, manténganse firmes y aguarden con paciencia la venida del Señor, que ya se acerca. No se quejen unos de otros, hermanos, para que no sean juzgados. ¡El juez ya está a la puerta! Hermanos, tomen como ejemplo de sufrimiento y de paciencia a los profetas que hablaron en el nombre del Señor. En verdad, consideramos dichosos a los que perseveraron. Ustedes han oído hablar de la perseverancia de Job, y han visto lo que al final le dio el Señor. Es que el Señor es muy compasivo y misericordioso". Santiago 5:7-11.
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