Origen
Hoy asusta ver el exceso de violencia que vivimos en nuestra sociedad. Ya no es un problema de luchas étnicas, de diferencias religiosas o conflictos regionales. La violencia cotidiana la padecemos todos. No es solamente el conflicto de la franja de Gaza, o los problemas religiosos de Irlanda. En cada barrio se ve algún robo violento, golpes a ancianos indefensos, violaciones y agresiones a mujeres, abuso de niños. Se decía que los ladrones de antes tenían ciertos códigos. Te robaban pero no te lastimaban.
Hoy ya no tenemos esa suerte, hoy te roban, te golpean y te matan por un par de zapatillas. Hoy los chicos comienzan con la droga y el alcohol antes de finalizar sus estudios primarios. Los hogares se disuelven con la misma facilidad que el agua rompe un castillo de arena y no vemos solución. La policía trabaja con el emergente de una situación caótica que evidencia lo más violento de la sociedad. Y apenas puede contra los delincuentes organizados.
Las leyes, la seguridad, la fuerza policial, las instituciones parece que no dan abasto para solucionar este terrible problema de la inseguridad, y todos nos preguntamos, ¿cómo solucionamos este mega problema? El error quizá sea preguntarnos esto, en lugar de preguntarnos cual es el origen de tanto descontrol. Porque si detectamos el origen del problema, la solución será mucho más sencilla de encontrar.
Jesucristo fue bien claro al determinar el origen de todos los males del hombre. No están en la injusticia social, ni en los problemas familiares, ni el la educación, ni en las instituciones. Todo esto que vemos es la consecuencia del problema, pero no el síntoma. El origen, es la maldad que existe en el corazón de cada ser humano. Por eso es que las leyes no sirven para solucionar este problema. La ley ataca la consecuencia del mal, pero no su origen.
Solo Jesucristo tiene el poder y la autoridad para modificar este mal. Solo Él puede cambiar la maldad y el pecado que existe en el corazón de las personas para modificarlo con su perdón. Fijate el listado de males del texto. Si aplican para tu vida, pedile a Cristo que te limpie.
REFLEXIÓN — Solucioná el problema desde su raíz.
Un gran abrazo y bendiciones
Dany
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