El poder de los buenos deseos
¿Cuál es el signo de acumular tesoros espirituales? El mayor tesoro es el tesoro de los pensamientos elevados. Los pensamientos también son un tesoro. Desperdiciar el tesoro de los pensamientos significa desperdiciar los logros.
Un método sencillo pero de gran eficacia en nuestro progreso espiritual es dar buenos deseos y recibir buenos deseos. Dar felicidad y recibir felicidad. No causar pesar o dolor y no tomar pesar. No es correcto pensar que como no hemos causado dolor a nadie ya es suficiente, ya que incluso si aceptamos y tomamos pesar seremos infelices.
Si continuamos dando buenos deseos y recibiéndolos observaremos como nuestro estado anímico y espiritual se fortalece y llena de gran bienestar y felicidad. Es preciso comprender que si aceptamos en nuestro interior la negatividad generada por alguien, eso causa un impacto y una influencia que afecta nuestro estado interno, del mismo modo que cuando ingerimos algún producto o sustancia físicamente nociva. Siempre que alguien derrame su negatividad, mal humor o palabras hirientes sobre nosotros, no debemos absorberlo en nuestra mente. Ya que de lo contrario, el hábito de aceptar lo negativo se convertirá en un defecto y será como un obstáculo que nos pondrá dificultades en el crecimiento y progreso espiritual.
Por supuesto, si somos nosotros los que tenemos algún tipo de sentimientos y pensamientos negativos hacia alguien, también tenemos que eliminarlos. Hemos de crear un pensamiento determinado en nuestro corazón de que a partir de ahora sólo vamos a tener buenos deseos y sentimientos benevolentes hacia todos y no vamos a aceptar ni absorber nada negativo en nuestro interior.
Para ello es preciso mantener coraje y tener un pensamiento determinado. Si en alguna ocasión sentimos la influencia de la negatividad de alguien, entonces podemos darle 10 veces más de buenos deseos y entonces se desarrollará coraje y nos liberaremos de esa influencia.
El método de constantemente experimentar, sentir y dar buenos deseos hacia todos actúa como una protección interna, nos fortalece y favorece la armonía y la positividad en las relaciones con los demás.
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