Señor… enséñame a envejecer,
Enséñame a entender que los años pasan….
Convénceme de que no son injustos conmigo:
Los que nos quitan responsabilidades
Los que no piden mi opinión,
Los que llaman a otro para que ocupe mi puesto.
Quítame el orgullo de mis experiencias anteriores,
Y la idea de sentirme indispensable.
Ayúdame para que siga siendo útil a los demás,
Contribuyendo con mi alegría y entusiasmo,
De los que ahora tienen responsabilidades,
Y aceptando mí salida de los campos de actividad,
Como acepto con naturalidad la puesta del sol.
Concédeme que mire con gratitud
Hacia el destino feliz que me tienes preparado.
Te doy gracias, pues en esta hora tranquila
Caigo en cuenta de lo mucho que me has amado.
Y ¡enséñame a envejecer!. Amén.
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