Reflexión Mariana
Si en el Cielo las almas solo vieran a la Santísima Virgen, ya serían plenamente bienaventurados, porque María es tan Hermosa que uno al verla queda arrebatado de su belleza. Pensemos que la belleza de María arrebató el Corazón al mismo Dios, que es la Belleza infinita; así que tratemos de imaginar qué clase de belleza posee la Virgen. Dios está enamorado de Ella, y nosotros, en la tierra, debemos tratar de cumplir los Diez Mandamientos para merecer el Cielo e ir a gozar de Dios y de María para siempre en la eternidad. ¿Qué será cuando entremos al Cielo y salga a recibirnos nuestra Madre Celestial y nos dé un tierno y amoroso abrazo? Allí comprenderemos cuánto Ella ha hecho por nosotros y estaremos tan contentos que más no podríamos estarlo. Suspiremos por ese momento que perdurará para toda la eternidad.
Felipe de Urca -Jardinero de Dios-
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