DOMINGO IV - A
Sof.2,3;3,12-13;1ª Cor.1,26-31; Mat.5,1-12
DOS PROGRAMAS BIEN DISTINTOS
Si hay alguna razón por la que el ser humano se mueve, lucha y trabaja, esa es la FELICIDAD.
Esa mima idea la expresamos más sencillamente diciendo: “ Que a mí y a los míos no nos falte nada”. Esto es un deseo innato en todo bien nacido. Todos queremos, es más, necesitamos la felicidad. Si hay algo o alguien que nos la ofrezca, todos somos sus clientes. Y aquí, amigos, es donde yo veo el problema: Es que en la plaza pública de este mundo hay muchas, muchas ofertas.
Sabedores de nuestra necesidad de ser felices, hemos multiplicado las ofertas y naturalmente, como buenos comerciantes todas ellas vienen acompañadas de mucha propaganda y ruido; algunas están primorosamente empaquetadas y hasta con tarjetita sorpresa, otras simplemente se presentan hasta sin cuidar demasiado la presentación porque piensan que al fin y al cabo todos los días nace un tonto. El caso es dar con él.Todo se va a colocar porque el deseo, sin más, es SER FELIZ.
Vayamos dando una vuelta por la plaza pública de la vida y vemos cientos de cestos con ofertas y tras ellas siempre hay unos buenos vendedores que gritan o se desgañitan para colocar su mercancia: ¡La mía, ¡la mía es la mejor felicidad! ¡la mía la mía es a más barata e incluso con descuento!. Cada uno llena su propia capacidad de felicidad.
Ahí están las ofertas del dinero… con su lema: “No te equivoques esta felicidad es segura…” pero como todo propagandista mentiroso se calla la fecha de caducidad. Al lado están las ofertas del poder, del lujo, del tener, del aparentar. Todos han expuesto su mercancía, que hace feliz a la gente, también valen encargos por correo y por Internet… Cada uno buscamos la que más nos guste, por su precio, su color y hasta por sus efectos. No hay que olvidar que todo contenido se acomoda a la medida del continete.
De pronto nos paramos porque vemos un puesto que no mete ruido, no da voces ni tiene música y el representante habla amablemente con los escasos clientes que se le han acercado… ¡Anda!, si parece Jesús de Nazaret… pero… Sí, Sí El es.
Vamos a escuchar un momento un par de ofertas y entre ellas la de este Nazareno que tiene dulzura en su ojos y amabilidad en su ser:
OFERTAS DEL MUNDO PERO YO OS DIGO…..
1-Felices los ricos porque lo tienen casi todo// Felices los pobres porque suyo es el reino de los cielos,felices los sencillos. 2- Felices los poderosos, los que viven sin mirar a los demás//Felices los amables y sencillos, poseerán la tierra.
3-Felices los que se ríen siempre de todo y de todos// Felices los que saben compadecerse y llorar con los demás.Serán consolados
4-Felices los que pueden hacer leyes a su única medida//Felices los hambrientos de paz y justicia. Ellos serán hartos.
5-Felices los que no dudan en hacerse verdugos. Ellos deciden//Felices los que siempre están del lado de las víctimas Yo del suyo
6- Felices los que triunfan usando la mentira y la doblez.//Felices los de corazón limpio y conducta clara. Verán a Dios
7-Felices los que juegan sin buscar la Paz y la justicia. Ellos ganan//Felices lospacíficos, suyo es el reino de los cielos.
Ya veis queridos creyentes, Promesas bien distintas y hasta contradictorias. Pero no hay más remedio. Tenemos que elegir y en esa carta nos lo jugamos todo. Es decir: La felicidad en esta vida y la plenitud de esa felicidad en la otra.
Cuándo Gandhi leyó por primera vez las Bienaventuranzas, le produjeron una grata y profunda emoción:” Esto es lo que yo he buscado hace años, pero no acertaba a formularlo tan sabiamente.”
Jesús exclamaba. “ Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por obra”.El apóstol Pedro: “ ¿A quién iremos, Señor? Tu tienes palabras de vida eterna”