Si una madre de la tierra vive y se desvive por el cuidado de sus hijos, ¡cuánto más María, vive y se desvive por el cuidado de nosotros, sus hijos! Estemos tranquilos y contentos de tener semejante Madre en el Cielo que nos cuida y nos sigue, y no solamente nos sigue con su mirada, sino que como Dios le ha concedido un cuerpo glorioso como el de su Hijo Jesús, también María nos sigue con su cuerpo, y Ella está a nuestro lado en todo momento y, si Dios quiere, la veremos en el momento de nuestra muerte a nuestro lado, y tal vez, por bondad de Dios, también la veamos antes con los ojos del cuerpo, pues María suele aparecerse a sus devotos e hijos fieles. Cantemos de gozo por tener una semejante Madre que es todopoderosa, puesto que Dios le ha comunicado su poder para que Ella lo use en favor de sus hijitos muy queridos. Aunque todo el Infierno se pusiera en nuestra contra, no debemos temer ni un rasguño pues María está con nosotros y en nosotros.
Felipe de Urca -Jardinero de Dios-
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