Marìa, Auxilio de los Cristianos
Aunque estemos con un pie en el Infierno y ya no haya aparentemente ninguna salida y nuestra condenación sea segura, no debemos desesperar porque hay una salida: recurrir a la Virgen Santísima. He comprobado en propia carne lo que puede esta Augusta Princesa y cuando uno está en el abismo, basta que se encomiende de corazón a Ella, para que María mueva cielo y tierra para obtener la ayuda que necesitamos y salvarnos así de nuestros enemigos y de los que quieren nuestra ruina: los demonios. Acostumbrémonos a llamarla en nuestra ayuda frecuentemente, y veremos maravillas de gracia a nuestro alrededor y en nuestra propia vida, porque Ella es la distribuidora de todas las gracias y da a quien quiere, como quiere y cuanto quiere. Y mucho más debemos llamarla cuando estamos en peligro de perdernos o hemos cometido un gran pecado. No tengamos miedo de María que es toda dulzura, amor y compasión y refugiémonos en su Corazón misericordioso.
Felipe de Urca -Jardinero de Dios-
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