AL COMENZAR EL DÍA...
Al comenzar el día con agradecimiento, la primera oración que digo es ¡Gracias, Dios! Por belleza y por amor, por sorpresas y emociones, por amistad y por comunidad, por la presencia divina en todo, siento agradecimiento. Aun cuando paso por un reto difícil, estoy agradecido. Soy yo quien decide cómo reaccionaré a cada situación... ¿Tendré presente que tengo una fortaleza interna dada por Dios? ¿Demostraré aprecio por mi vida y por toda la gente que la enriquece? Agradezco lo que mi circunstancia presente me ofrece: una oportunidad de crecimiento. Con gratitud, valoro la vida que me ha sido dada y la vida que estoy creando en todas sus manifestaciones. “¡Lleguemos ante su presencia con alabanza!” Salmo 95:2
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