Mensaje eucarístico
Aunque todos, yo no.
Jesús Sacramentado, como tu amigo quiero decirte hoy como Pedro te dijo antes de la Pasión: “Señor, aunque todos te abandonen, yo no”, y trataré de cumplirlo, no abandonándote jamás en el Sagrario, no dejándote solo ningún día, yendo a visitarte al menos los quince minutos diarios, ya sea físicamente o espiritualmente desde donde me encuentre.
Jesús Eucaristía, ayúdame a entender un poco más o, al menos, caer en la cuenta de que Tú estás REALMENTE presente en el Sacramento, porque a veces actúo como si no creyera en ello. Soy tan frío y desabrido, que pareciera como que mi fe es muy débil y no termino de creer y comprender que Tú estás VIVO y REAL en las hostias consagradas.
Es tan grande el milagro y tan desproporcionado el Don, que me quedo insensible ante Ti, que eres el Fuego del amor y que quieres encenderme para que yo, a mi vez, transmita tu caridad a los hermanos.
Jesús, quiero ser fiel y hacerte todos los días mi visita material o espiritual a los pies de tu Sagrario. No quiero dejarte solo jamás, y aunque todos te abandonen, yo no.
¡Te amo, Jesús Sacramentado! ¡Ten misericordia de mí!