Diario vivir
Silencio.
Este mundo está inmerso en un caos de palabras, que no dicen nada, y que confunden a los hombres.
Entonces es el momento de hacer silencio en nuestro corazón y a nuestro alrededor, porque ya Jesús nos ha dicho en su Evangelio que en el Juicio se pedirá cuenta incluso de toda palabra inútil que se haya dicho. Por eso tenemos que hablar mucho con Dios y menos con las criaturas. Y cuando hablemos con los hermanos, que sean siempre palabras edificantes, de esperanza y amor, y nunca críticas o murmuraciones.
Hagamos el propósito de comenzar a guardar más silencio, pero no un silencio triste y apagado, sino un silencio lleno de conversación con Dios y con la Virgen, que quieren estar con nosotros y que les hablemos, ya que hablar con Ellos es orar, puesto que la oración es el trato íntimo con Dios y con María.
Hoy Satanás inunda el mundo de palabras para confundir a los hombres. Todos hablan y todos quieren decir algo, aunque no tengan ni idea del tema del que se habla, cada cual quiere decir su palabra, y así aumenta la confusión y la mentira en todos los medios, especialmente en los medios de comunicación masiva, con noticieros embusteros y que informan todo menos las cosas importantes de que deberían informar: el bien, la verdad, la importancia de salvar el alma.
Debemos guardar silencio también cuando queremos decir una palabra llena de ira y enojo, ya que cuando uno está enojado difícilmente es justo en las palabras.
Y recordemos lo que dice Santa Faustina en su Diario: que un alma parlanchina jamás llegará a ser santa.
En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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