Infancia espiritual
Pequeños sacrificios.
Santa Teresita hacía muchos pequeños sacrificios por los que no le podía venir ningún orgullo, ya que eran cosas pequeñas, pero que agradaban mucho a Dios, y así se santificó.
Así también nosotros, que queremos ser infantes en el espíritu, tenemos que hacer en el día muchos pequeños sacrificios, pequeñas renuncias, y hacerlo todo por amor a Dios y a los hermanos, puesto que las acciones no valen tanto por lo grande o pequeñas que sean, sino porque estén hechas con mucho o poco amor.
A veces es más fácil hacer un ayuno completo en un día, que comer un poco menos al sentarnos a la mesa. Porque el ayuno completo lo hacemos y en el momento de la comida podemos hacer cualquier otra actividad. Pero si nos sentamos a la mesa, es más difícil controlarnos en la comida, y decir no a lo que se nos presenta para comer.
Si pensamos un poco, nos daremos cuenta que durante el día tenemos multitud de ocasiones para ejercitarnos en la mortificación, y hacer pequeños sacrificios que no nos pueden enorgullecer ya que son cosas mínimas, pero que agradan mucho a Dios y nos ayudan a alcanzar la santidad.
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