Beata Catalina Mattei de Racconigi Dominica estigmatizada (1486-1547) Fiesta: 4 de septiembre
Catalina Mattei nace en Racconigi (Piamonte) en 1486 en una familia de artesanos y ella misma fue tejedora. Su vida tiene un gran paralelismo con la de Catalina de Siena: como ella hace voto de virginidad a los trece años y entra más tarde en la Orden seglar dominicana; como ella se distingue por un ardiente amor a Cristo y a la salvación de las almas. Sufrió dolores fortísimos en su cuerpo y tuvo los estigmas de la pasión del Señor. Pero más grave aún fue el sufrimiento moral de sentirse gravemente calumniada y rechazada, incluso por sus mismos hermanos dominicos. Solía repetir: <> También ella, como Catalina de Siena, luchó por llevar la paz a su ciudad y por el bien de la Iglesia y por ella ofreció su vida, muriendo fuera de Racconigi, en Caramagna, donde se había refugiado a causa de la persecución motivada por las calumnias, el 4 de septiembre de 1547. Quiso que su cuerpo fuera enterrado en la iglesia de los dominicos en Garessio (Cúneo) donde se encuentra actualmente, en la que hoy es iglesia parroquial. Su culto litúrgico fue confirmado por Pío VII el 9 de abril de 1808. La Beata piamontesa Catalina Racconi fue una viva copia de Santa Catalina de Siena, a quien, por una celeste visión, adoptó como maestra. Catalina tenía quince años cuando se le apareció la Santísima Virgen, que tomando la mano de la joven, la unió a la del Divino Redentor, diciendo: "Te doy por esposo a mi Hijo, en fe, esperanza y caridad". En otra visión, apareciéndosele la Santísima Virgen con hábito dominico, le mandó que entrara en la Tercera Orden, prediciendo que en corto tiempo los hermanos abrirían un convento en Racconigi. Jesús enriqueció a su esposa con gracias extraordinarias y un sin número de favores.
La imprimió con los santos estigmas, le ciñó una corona de espinas. Su sóla esperanza fue siempre Jesús, tras los dolores, humillaciones, y calumnias de que fue objeto. Con su palabra iluminada y sus oraciones, condujo innumerables almas a Dios. Se ofreció como víctima para obtener una tregua de las continuas guerras que asolaban su patria y fue escuchada.
Murió en Caramagna, donde se había refugiado para sustraerse de los ímpetus de sus detractores, el 4 de septiembre de 1547. Según sus deseos, su cuerpo fue depositado en la iglesia parroquial de los Dominicos en Garessio. El Papa Pío VII, el 9 de abril de 1808 ratificó su culto, concediendole Misa y Oficio propios.
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