Rayos de Fe
Comunión de los Santos.
En el Credo profesamos que creemos en la Comunión de los Santos. Pero ¿la vivimos? Muy débilmente, porque durante el día no nos acordamos que estamos muy unidos a las almas de los Bienaventurados del Cielo y a las almas que se purifican en el Purgatorio, como así también a todos los cristianos que están sobre la tierra.
Entonces es tiempo de comenzar a vivir mejor esta preciosa realidad, ya que si la vivimos, sacaremos muchos bienes para nuestras almas y las de nuestros hermanos, porque en la lucha contra los numerosísimos demonios que buscan nuestra perdición, es de grandísima ayuda el que otras almas nos auxilien en esta batalla, y especialmente las almas de los Santos del Cielo y las Benditas Almas del Purgatorio, que ya conocen todo, mucho mejor que nosotros, y pueden y quieren socorrernos. Y si pensamos que ellos pueden socorrernos en la medida en que nosotros invocamos su ayuda, entonces nos daremos cuenta de la importancia capital que tiene el vivir este dogma de la Comunión de los Santos, y hacerlo cotidiano en nuestro vivir.
No estamos solos en esta guerra sin cuartel entre las fuerzas del Bien y las del Mal, sino que contamos con la preciosa ayuda de los que ya gozan en el Cielo y los que sufren aún en el Purgatorio. Las almas del Purgatorio no pueden hacer nada por ellas mismas, pero ¡cuánto pueden y quieren hacer por nosotros, que estamos peregrinando por este mundo, todavía! Estrechemos vínculos con ellas y ofrezcamos todos nuestros sacrificios por su alivio, y ellas estarán eternamente agradecidas con nosotros y volcarán un río de gracias sobre nuestras almas y las de nuestros seres queridos.
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