Sábado 21 de mayo de 2011
Santas Felicia y Gisela
Hch 13,44-52: Sepan que nos dedicamos a los gentiles
Salmo responsorial 97: Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios .
Jn 14,7-14: Quien me ha visto a mí ha visto al Padre
El diálogo de Jesús con los discípulos revela el contraste que hay entre la imagen de Dios que estos hombres y mujeres de su tiempo habían recibido de parte de la oficialidad religiosa y la que están recibiendo ahora a través de Jesús. Y queda de manifiesto que no es nada sencillo para ellos establecer con toda certeza de qué lado se encuentra la imagen genuina de Dios. Es que en todas las épocas de la historia humana y especialmente en lo concerniente a la dimensión religiosa, sucede siempre un fenómeno muy especial: Mientras Dios busca revelarse del modo más patente y claro, los “funcionarios” de la religión siempre han encontrado la manera de establecer barreras e impedimentos que eviten ese acercamiento directo y simple a Dios. Pues bien, en Jesús se manifiesta ese deseo sempiterno de Dios de caminar hombro a hombro con sus hijos e hijas, de ungirse de humanidad sin temor A perder su dignidad divina; pero es tan absolutamente humano, que tal vez por ello los discípulos no pueden captar esa presencia.