San Josemaría Escrivá de Balaguer (1902-1975)
EL PLANO DE TU SANTIDAD
387.- El plano de santidad que nos pide el Señor, está determinado por estos tres puntos: La santa intransigencia, la santa coacción y la santa desvergüenza.
388.- Una cosa es la santa desvergüenza y otra la frescura laica.
389.- La santa desvergüenza es una característica de la "vida de infancia". Al pequeño, no le preocupa nada. -Sus miserias, sus naturales miserias, se ponen de relieve sencillamente, aunque todo el mundo le contemple...
Esa desvergüenza, llevada a la vida sobrenatural, trae este raciocinio: alabanza, menosprecio...: admiración, burla...: honor, deshonor...: salud, enfermedad...: riqueza, pobreza...: hermosura, fealdad... Bien; y eso... ¿qué?
390.- Ríete del ridículo. -Desprecia el qué dirán. Ve y siente a Dios en ti mismo y en lo que te rodea.
Así acabarás por conseguir la santa desvergüenza que precisas, ¡oh paradoja!, para vivir con delicadeza de caballero cristiano.
391.- ¿Si tienes la santa desvergüenza, qué te importa del "qué habrán dicho" o del "qué dirán"?
392.- Convéncete de que el ridículo no existe para quien hace lo mejor.
393.- Un hombre, un... caballero transigente, volvería a condenar a muerte a Jesús.
394.- La transigencia es señal cierta de no tener la verdad. -Cuando un hombre transige en cosas de ideal, de honra o de Fe, ese hombre es un... hombre sin ideal, sin honra y sin Fe.
395.- Aquel hombre de Dios, curtido en la lucha, argumentaba así: ¿Que no transijo? ¡Claro!: porque estoy persuadido de la verdad de mi ideal. En cambio, usted es muy transigente...: ¿le parece que dos y dos sean tres y medio? -¿No?..., ¿ni por amistad cede en tan poca cosa?
-¡Es que, por primera vez, se ha persuadido de tener la verdad... y se ha pasado a mi partido!
396.- La santa intransigencia no es intemperancia.
397.- Sé intransigente en la doctrina y en la conducta. -Pero sé blando en la forma. -Maza de acero poderosa, envuelta en funda acolchada. Sé intransigente, pero no seas cerril.
398.- La intransigencia no es intransigencia a secas: es "la santa intransigencia". No olvidemos que también hay una "santa coacción".
399.- Si, por salvar una vida terrena, con aplauso de todos, empleamos la fuerza para evitar que un hombre se suicide..., ¿no vamos a poder emplear la misma coacción -la santa coacción- para salvar la Vida (con mayúscula) de muchos que se obstinan en suicidar idiotamente su alma?
400.- ¡Cuántos crímenes se cometen en nombre de la justicia! Si tú vendieras armas de fuego y alguien te diera el precio de una de ellas, para matar con esa arma a tu madre, ¿se la venderías?... Pues ¿acaso no te daba su justo precio?...
-Catedrático, periodista, político, hombre de diplomacia: meditad.
401.- ¡Dios y audacia! -La audacia no es imprudencia. -La audacia no es osadía.
402.- No pidas a Jesús perdón tan sólo de tus culpas: no le ames con tu corazón solamente...
Desagráviale por todas las ofensas que le han hecho, le hacen y le harán..., ámale con toda la fuerza de todos los corazones de todos los hombres que más le hayan querido.
Sé audaz: dile que estás más loco por El que María Magdalena, más que Teresa y Teresita..., más chiflado que Agustín y Domingo y Francisco, más que Ignacio y Javier.
403.- Ten todavía más audacia y, cuando necesites algo, partiendo siempre del "Fiat", no pidas: di "Jesús, quiero esto o lo otro", porque así piden los niños.
404.- ¡Has fracasado! -Nosotros no fracasamos nunca. -Pusiste del todo tu confianza en Dios. -No perdonaste, luego, ningún medio humano.
Convéncete de esta verdad: el éxito tuyo -ahora y en esto- era fracasar. -Da gracias al Señor y ¡a comenzar de nuevo!
405.- ¿Que has fracasado? -Tú -estás bien convencido- no puedes fracasar. No has fracasado: has adquirido experiencia. -¡Adelante!
406.- Aquello fue un fracaso, un desastre: porque perdiste nuestro espíritu. -Ya sabes que, con miras sobrenaturales, el final (¿victoria?, ¿derrota?, ¡bah!) sólo tiene un nombre: éxito.
407.- No confundamos los derechos del cargo con los de la persona. -Aquéllos no pueden ser renunciados.
408.- Santurrón es a santo, lo que beato a piadoso: su caricatura.
409.- No pensemos que valdrá de algo nuestra aparente virtud de santos, si no va unida a las corrientes virtudes de cristianos. -Esto sería adornarse con espléndidas joyas sobre los paños menores.
410.- Que tu virtud no sea una virtud sonora.
411.- Muchos falsos apóstoles, a pesar de ellos, hacen bien a la masa, al pueblo, por la virtud misma de la doctrina de Jesús que predican, aunque no la practiquen.
Pero no se compensa, con este bien, el mal enorme y efectivo que producen matando almas de caudillos, de apóstoles, que se apartan, asqueadas, de quienes no hacen lo que enseñan a los demás.
Por eso, si no quieren llevar una vida íntegra, no deben ponerse jamás en primera fila, como jefes de grupo, ni ellos, ni ellas.
412.- Que el fuego de tu Amor no sea un fuego fatuo. -Ilusión, mentira de fuego, que ni prende en llamaradas lo que toca, ni da calor.
413.- El "non serviam" de Satanás ha sido demasiado fecundo. -¿No sientes el impulso generoso de decir cada día, con voluntad de oración y de obras, un "serviam" -¡te serviré, te seré fiel!- que supere en fecundidad a aquel clamor de rebeldía?
414.- ¡Qué pena, un "hombre de Dios" pervertido! -Pero ¡cuánta más pena, un "hombre de Dios" tibio y mundano!
415.- No hagas mucho caso de lo que el mundo llama victorias o derrotas. -¡Sale tantas veces derrotado el vencedor!
416.- "Sine me nihil potestis facere!" Luz nueva, mejor, resplandores nuevos, para mis ojos, de esa Luz Eterna, que es el Santo Evangelio. -¿Pueden extrañarme "mis"... tonterías?
-Meta yo a Jesús en todas mis cosas. Y, entonces, no habrá tonterías en mi conducta: y, si he de hablar con propiedad, no diré más mis cosas, sino "nuestras cosas".
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