Autor:
P. Fintan Kelly
Esperando al Espíritu Santo
Meditación. Desde el cenáculo donde vino el Espíritu
Santo, María ha velado por la Iglesia y ha velado por cada uno de sus
miembros
Esperando al Espíritu Santo
...Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los
Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando
llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían Pedro, Juan, Santiago y
Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelote y
Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo
espíritu, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus
hermanos”.
Cfr. Hch 1, 12-14
En el inicio de estas reflexiones dijimos que todo comenzó en
Nazaret; allí apareció la figura del Espíritu Santo. La Tradición llama a María
la "Esposa del Espíritu Santo". Es Él quien fecundó milagrosamente el seno
virginal de María, el responsable directo de la encarnación de la Segunda
Persona de la Santísima Trinidad. Él aparece con todo derecho como el Espíritu
Creador.
Al final de la vida de Jesús aparece de nuevo asociado a María,
pues ella estuvo con los Apóstoles, unida con ellos en oración, esperando la
venida del Espíritu Santo. La Iglesia está a punto de nacer y donde hay un
nacimiento tiene que haber una madre. María está presente en el nacimiento del
nuevo “Israel”.
Todas las reflexiones que hemos hecho sobre María alcanzan aquí
su plenitud. Hemos dicho que ella es fiel hija de su pueblo. En este momento
pasa de ser hija del nuevo pueblo a ser su Madre por voluntad de Dios. Desde el
cenáculo donde vino el Espíritu Santo, María ha velado por la Iglesia y ha
velado por cada uno de sus miembros. Los acompaña con la oración o en otras
palabras con su intercesión maternal.
Pidamos a Dios
para que ella siga ayudándonos en estos tiempos de grandes turbulencias para
nosotros.