Tema de hoy
El silencio.
Dios habla en el silencio. Por eso el demonio hace lo imposible por llenar de ruidos inútiles el mundo y nuestra alma, para que los hombres ya no escuchemos a Dios.
Si los hombres nos detuviéramos a pensar un poco, a meditar en silencio sobre nuestra vida, hacia dónde vamos y de dónde venimos, muchas cosas cambiarían en nosotros y a nuestro alrededor. Pero el diablo hace ruido con la televisión, el cine, las discotecas, la radio, etc., para mantenernos aturdidos y que no pensemos. Así llega la muerte y no nos encontramos preparados ni en lo más mínimo para dar el salto a la eternidad. Y entonces tenemos miedo, terror a la muerte, ¡y quién sabe qué será de nosotros en el más allá!
Estamos a tiempo. Seamos realmente astutos y detengámonos un momento haciendo silencio interior y exterior para escuchar a Dios a ver qué es lo que nos quiere decir. Acostumbrémonos a hacer este ejercicio de escucha de Dios, porque Dios es la Palabra, es el Verbo, y no se queda callado, sino que siempre se comunica con las almas que quieren oírlo.
Hay personas que no pueden ni saben quedarse en silencio, que el silencio los interpela puesto que la conciencia les reprocha algo y con le ruido quieren tapar esa voz que grita en el interior. Pero inútilmente tratamos de apagar esa voz, y en el más allá gritará horriblemente por los siglos de los siglos. A eso se refiere Jesús cuando dice que en el Infierno el gusano no muere. Se refería a que los remordimientos de conciencia atormentarán terriblemente al condenado.
Estamos a tiempo todavía. Paremos un poco y volvamos a Dios, a su gracia, con una sincera confesión con el sacerdote, y así volverá la paz a nuestra alma y podremos estar en silencio gozando de la conversación con Dios.
¡Ave María purísima!