Reflexionando con la Biblia Nueva bendición de Abrahán. Dijo Yahvé a Abra, después que Lot se hubo separado de él: “Alza tus ojos y mirad desde el lugar donde estás, hacia el norte y hacia el mediodía, hacia el oriente y hacia el occidente; pues toda la tierra que ves, te la daré a ti y a tu descendencia para siempre. Y haré tu descendencia (tan numerosa) como el polvo de la tierra. Si fuera posible contar el polvo de la tierra, podría contarse también tu descendencia. Levántate, recorre el país, a su largo y a su ancho; porque a ti te lo daré.” Y levantó Abram las tiendas y vino a establecerse en el encinar de Mamré, cerca de Hebrón, donde edificó un altar a Yahvé. (Génesis 13, 14-18) Reflexión: La descendencia de Abrahán es Cristo, y por Él han sido bendecidas todas las razas de la tierra, y en Él se cumple esta promesa del Señor, porque los que tenemos fe, somos hijos de Abrahán, nuestro padre en la fe. Porque si bien nosotros los gentiles no somos descendientes de Abrahán según la carne, sí lo somos según la fe, y por eso el Señor le hizo esta formidable promesa, ya que en Cristo todos somos descendientes de Abrahán. Dios cumple sus promesas, a pesar de las aparentes contrariedades, porque Dios es fiel. Eso debemos tenerlo siempre presente porque antes fallarán el Cielo y la tierra, que una promesa del Señor deje de ser cumplida por Él. En estos tiempos debemos valorar especialmente la promesa que nos hizo Jesús de quedarse con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, pues si la realizó, es porque la cumplirá. Entonces no tengamos miedo y con la fe de Abrahán, sigamos recorriendo nuestro camino en la tierra, sabiendo que Jesús es nuestro compañero de camino, y en los momentos más difíciles Él está a nuestro lado. |