REFLEXIÓN DEL DÍA
Otro amanecer.
Estamos tan acostumbrados a despertarnos y ver el amanecer cada día, que nos parece que tenemos derecho a ello, y nos olvidamos que cada día es un regalo de Dios, que no merecemos, y que Dios nos concede para que lo aprovechemos para ser buenos, para ganarnos el Cielo con las buenas obras y el cumplimiento de los Mandamientos.
Tengamos esto presente cada vez que veamos el sol por nuestra ventana, y hagamos el propósito de aprovechar bien el día, que es tiempo que no volverá jamás, y todo lo que hagamos en él, quedará sellado para toda la eternidad.
El tiempo es sagrado. El tiempo no es oro, sino es gloria, porque en el tiempo es donde podemos aprovechar para realizar obras de bien, con las que nos ganamos méritos para el Cielo, y aumentamos el grado de felicidad y gloria que tendremos en el Paraíso.
Pensemos estas cosas y detengámonos a meditar si estamos aprovechando bien el tiempo o, por el contrario, no hacemos más que vivir “matando” el tiempo, en cosas inútiles y a veces pecaminosas.