Partículas de Salmos
Te invoco, oh Dios, porque sé que Tú responderás; inclina a mí tu oído, y oye mis palabras. Ostenta tu maravillosa misericordia, oh Salvador de los que se refugian en tu diestra, contra tus enemigos. Cuídame como a la niña de tus ojos, escóndeme bajo la sombra de tus alas de la vista de los impíos que me hacen violencia, de los enemigos furiosos que me rodean. (Salmo 16, 6-9).
Comentario:
Si bien este texto del salmo se puede entender del momento en que Cristo sufría su Pasión, también tiene un sentido más espiritual, como lo tiene toda la Escritura, y es que pide el salmista ser librado de los enemigos, es decir, de los demonios, que son enemigos también de Dios, y que buscan perder y matar a los santos.
El salmista confía mucho en Dios, en que será escuchado en su oración, y confía también en la infinita Misericordia divina, porque sabe que Dios es bueno y es justo, y dará su merecido a sus enemigos.
Siempre debemos invocar al Señor en nuestro auxilio, porque a medida que vayamos aumentando en la santidad, tanto más seremos combatidos por los enemigos del alma, que verán en nosotros a los usurpadores, los que les arrebatan las almas de su poder, y querrán destruirnos con promesas y amenazas. Es por eso que deberemos ampararnos y refugiarnos en Dios, y llamarlo en nuestro socorro.
¡Bendito sea Dios!