La lectura del Evangelio de hoy describe la calidad de una santa "guía" que es requerida para el liderazgo cristiano - en el sacerdocio, ministros laicados, los padres, los maestros, los presidentes de compañías, gerentes, y cualquier tipo de líder que afirma ser cristiano.
Después de que Pedro reconoce a Jesús como el Mesías, él es llamado y comisionado a ayudar a los demás a descubrir la verdad acerca de Jesús, guiándolos hacia el amor y la vida eterna. Hoy, cada seguidor de Cristo que tiene cualquier papel de liderazgo tiene la misma responsabilidad. Tenemos que demostrarles a los que están bajo nuestro cuidado cómo es realmente Jesús. Ser encargados de reuniones, o de dirigir los clubes o los coros o las clases religiosas de educación, o tener posiciones de autoridad en la parroquia o ministerios diocesanos- son simplemente vehículos de nuestro ministerio de pastoral.
San Pablo sufrió en el ministerio de su pastoral como lo hizo Jesús y como hacemos los que estamos envueltos en realmente querer hacer una diferencia para el reino de Dios. Las Buenas Nuevas son las fortalezas contra el mal ("las puertas del infierno") que no pueden prevalecer contra nuestros esfuerzos inspirados en Cristo.
Las "puertas" son la ruta de escape de Satanás. Para los seguidores de Cristo, cada responsabilidad de liderazgo incluye pastorear a los que necesitan ser rescatados, guiándolos hacia Cristo que es La Puerta. Si verdaderamente seguimos a Cristo, él se adelanta hacia el territorio del enemigo; nosotros encontramos el camino correcto manteniéndonos en sus pasos. Mientras tanto el Espíritu Santo prepara los corazones de los que somos llamados a rescatar. Aun si no podemos ver ningún progreso en ellos todavía, el cambio está por llegar.
Los que están esclavizados a estilos de vida pecadores y a los engaños del diablo usualmente rechazan nuestros esfuerzos, pero considera lo que les da energía: La raíz de la motivación para todo lo que ellos hacen viene de una necesidad que no ha sido cumplida para encontrar los campos seguros del amor incondicional. Esto significa que ellos pueden ser pastoreados cada vez más cerca del perdón y el poder redentor de Dios.
Un líder cristiano que no entra al territorio de Satanás para rescatar las almas ni tampoco protege a su multitud de vagar al peligro no es seguidor de Cristo, porque esa fue la misión de Cristo.
Nosotros no podemos arrastrarlos por las puertas, pero si podemos mostrarles el camino y orar para que eventualmente reconozcan su oportunidad de escape. ¡Este es nuestro llamado! ¡Sé el buen pastor que Cristo te ha comisionado a ser!