Buen Dia
Mientras el Papa Benedicto XVI aún era el Cardinal Joseph Ratzinger, el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, un periodista le preguntó (en noviembre. 30, 2002) acerca de mantener la fidelidad en las enseñanzas antiguas de la Iglesia mientras estar abierto al Espíritu Santo para nuevas interpretaciones. ¿"Cómo es posible no caer en los extremos de rigidez o ruptura"? él preguntó.
El futuro Papa contestó que aunque "la fidelidad y la franqueza parezcan excluirse una a la otra," no es así. Él explicó que "la fidelidad auténtica a la Iglesia es una fidelidad dinámica. ... [y] participa en el dinamismo de la persona de Cristo, quien puede abrirse a los diferentes desafíos de la realidad, del otro, del mundo, etc."
Este dinamismo -la habilidad de adaptarse a los desafíos de la vida en vez de permanecer estacionario- es lo que agitó al pequeño mundo seguro de los Fariseos cuando Jesús reemplazó el legalismo con el amor. En la historia del Evangelio de hoy, ellos no atacaron a Jesús simplemente por molestarlo. Ellos creyeron verdaderamente que para estar bien con Dios, uno debe obedecer todas las leyes literalmente y exactamente. Ellos insistieron también que las leyes y las reglas debían ser obedecidas equivalentemente; las reglas que tenían que ver con rituales eran mantenidas tan rígidamente como las leyes que tenían que ver con la moralidad. Así que cuando Jesús rompió parte de las leyes rituales, ellos no podían imaginarse cómo él podía ser un hombre santo, y mucho menos el tan esperado Mesías.
Para explicar su posición, Jesús dijo: "Es misericordia lo que desea Dios, no sacrificio". Es un sacrificio obedecer una ley que es desagradable. ¡Esto es virtuoso! Sin embargo, forzar a los discípulos que pasaran hambre por motivo de una definición sobre-ritualizada del "trabajo" habría sido despiadado. Jesús responde dinámicamente a las necesidades de los discípulos basado en el propósito verdadero detrás del mandamiento de descansar el sábado. ¿Cuál fue el propósito verdadero? ¡El amor! El amor de Dios por nosotros. Él sabe que necesitamos descansar y que sin hacerlo un mandamiento, los que trabajamos duramente no tendríamos oportunidad para descansar.
Un sacrificio que no es basado en amor no es lo que Dios quiere. Mantenerse legalistamente constante cuando una situación pide un examen más profundo y consideración misericordiosa viene de un temor de que la desobediencia percibida es una violación de la voluntad de Dios y por lo tanto merece el castigo. Nos olvidamos de ver el propósito amoroso de la ley.
La verdadera razón y la razón original para cada mandamiento de Dios y cada reglamento de la Iglesia Católica es el amor. Sin embargo, esto puede ser difícil de ver cuando dependemos de la sencilla obediencia de convertirnos en lo suficientemente "buenos" para ir al cielo, lo que nunca pasará. Gracias a Dios que Jesús es nuestro Salvador, no la ley.
Jesús es el Señor Del Sábado; su amor tiene la autoridad sobre el sábado. Su amor es la autoridad sobre todas nuestras leyes religiosas, las reglas, y las normas de hoy. Cuándo ellas fallan en transmitir el amor de Jesús o influyen negativamente en la salvación eterna de una persona, nosotros tenemos que descubrir de nuevo su intención verdadera y determinar cómo aplica a la situación actual. Así es como nos mantenernos fieles a las enseñanzas de la Iglesia sin ser crueles.
La misericordia es una respuesta dinámica a los desafíos de un mundo cambiante. Si queremos imitar a Cristo, tenemos que llegar a ser cristianos dinámicos.
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